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4 ideas equivocadas sobre salud mental y productividad en el trabajo
AUTOR: Kayla Matthews
En los últimos años, la gente ha comenzado a ser más sincera sobre la salud mental, lo que ha provocado una conversación a nivel global y ha eliminado gran parte del estigma que solía conllevar admitir algo de este tipo. Sin embargo, no todo está completamente al descubierto, especialmente en el trabajo: los empleados reportan que temen hablar de su salud mental en la oficina.
Por ejemplo, un estudio con trabajadores del Reino Unido encontró que más de la mitad se sentían incómodos al revelar un diagnóstico relacionado con la salud mental a su jefe. Los empleados británicos no están solos — la mano de obra en otros lugares se guarda también esa información por miedo a ser juzgados.
Para cambiar esta creencia, los empresarios y los empleados tienen que aprender acerca de las ideas equivocadas que acompañan los problemas o enfermedades mentales, y cómo el reconocimiento de tales condiciones puede hacer del lugar de trabajo un lugar más feliz y productivo. Aquí hay cuatro ideas equivocadas que debemos conocer.
1. Problemas de salud mental = incapacidad para mantener un empleo
Para empezar, muchas personas confunden la mala salud mental con una enfermedad mental — esto es incorrecto. La primera trata únicamente de emociones y sentimientos. Tal vez tienes ansiedad o te sientes deprimido o abrumado. Puede que pienses que no puedes hablar con tus compañeros o conectar con ellos, puede que tengas dificultades para resolver problemas. El bienestar mental tiende a ir y venir, lo que significa que podemos tener que luchar contra un período bajo para llegar a un estado más feliz y estable.
Por el contrario, una enfermedad mental afecta a una persona a la hora de pensar, sentir, comportarse, etc. Por ejemplo, alguien puede estar enfermo con, digamos, un resfriado sin tener una enfermedad grave. Así es como los jefes deben considerar la salud mental frente a las enfermedades mentales: una es más grave que la otra.
Sin embargo, a pesar de la gravedad que puede conllevar el diagnóstico de una enfermedad mental, muchas personas pueden llevar una vida equilibrada y saludable con el tratamiento adecuado. La terapia, la medicación y otros métodos pueden aliviar los síntomas persistentes para que los pacientes puedan seguir trabajando sin problemas. La franqueza sobre esto no debe cambiar las percepciones acerca de cualquier persona que sufra, especialmente porque pueden contribuir a la empresa de manera tan efectiva como alguien con un certificado de salud mental limpio.
2. Los jefes no deberían involucrarse
Otro idea equivocada sobre la salud mental es que no es responsabilidad del jefe involucrarse en los problemas de salud mental de su equipo. Parece que las cosas son más fáciles de esta manera — si no se sabe nada, todos los empleados serán tratados de la misma manera, tendrán las mismas expectativas, etc. Pero los estudios demuestran que ser abierto y auténtico en el lugar de trabajo ayuda a los empleados a aumentar su rendimiento, su compromiso y su sentimiento de bienestar.
A este respecto, los empleados que se sienten lo suficientemente seguros como para hablar con sus jefes sobre sus luchas con la depresión terminan siendo más productivos que los que esconden esa información. Además, los empleados que sienten un mayor apoyo de sus gerentes en términos de asesoramiento, programas, etc., se toman menos días libres del trabajo que los que sienten que no tienen ayuda en la oficina.
Algunas empresas pueden dudar a la hora de inculcar tales programas o abrir la puerta a conversaciones honestas — pueden preocuparse por la responsabilidad en caso de que algo salga mal, o pueden preocuparse por la falta de rentabilidad de un sistema de este tipo. Sin embargo, existen protecciones a través de seguros tanto para el personal como para los empresarios, por lo que no debería haber tanta cautela a la hora de crear un entorno más abierto y solidario.
3. La gente puede dejar de lado su salud mental y trabajar
Otro gran error sobre la salud mental en el lugar de trabajo es que las personas en estados mentales débiles pueden dejar de lado su ansiedad, depresión, etc., y seguir trabajando. Incluso unos niveles bajos de los sentimientos antes mencionados pueden dificultar el trabajo, y una política de secretismo acerca de ellos empeora el rendimiento de los empleados.
Esto es especialmente cierto en aquellos que no han recibido un diagnóstico por parte de un médico profesional. A menudo tratan de trabajar ignorando sus pensamientos porque no quieren pedir ayuda o molestar al resto de la oficina. Esta situación ejemplifica la importancia de un sistema de apoyo en el trabajo. Con los recursos adecuados, los miembros del personal pueden recibir el tratamiento y las terapias que necesitan para sentirse mejor y reanudar su rutina normal.
Una vez más, la falta de apoyo para las personas con problemas de salud mental acaba costando dinero a la empresa. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que la fuerza laboral de Estados Unidos pierde alrededor de 200 millones de días de trabajo al año sólo a causa de la depresión, lo que le cuesta a las compañías 44.000 millones de dólares. Por lo tanto, una conversación más honesta y una política de “primero las personas” puede ayudar a la gente a sanar, a recuperarse y a evitar tener que tomarse un respiro de vez en cuando.
4. Recuperarse es imposible
Finalmente, algunos jefes pueden pensar que un empleado con un problema de salud mental o una enfermedad mental no puede mejorar. De hecho, la mayoría de las personas que sufren de tales aflicciones requieren terapia y tratamiento continuos, pero eso no significa que nunca encontrarán una base sólida de nuevo. Gran parte de su estabilidad se debe al sistema de apoyo que han construido en torno a sí mismos, y no sólo en casa, ya que los jefes pueden proporcionarles la base sólida y el apoyo que necesitan para mejorar.
Apoya a tu equipo
Así pues, deja que estas ideas que te hemos explicado te guíen en tu búsqueda por entender a aquellos en la oficina que luchan con su salud mental. Tu amabilidad, compasión y apoyo pueden ayudarles a mejorar, contribuir más al equipo y prosperar. Toda la oficina se sentirá mejor por ello, y tú también se sentirás bien con tu contribución.
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