Productividad Empresas
Por qué la gestión individual del rendimiento funciona
AUTOR: Diane H. Wong
La gestión individual del rendimiento puede ser muy eficaz, con beneficios tanto individuales como corporativos, si se aplica correctamente. Para ser verdaderamente eficaz, se procura que sea un proceso continuo y constante que no se vea limitado por plazos y agendas, como ocurre con las evaluaciones anuales. Es un instrumento que se utiliza para lograr un acuerdo y respaldar la unión de los objetivos de los individuos y de las empresas.
Gestión individual del rendimiento — Mecanismos para alentar
Este tipo de seguimiento del empleado consiste en un reconocimiento de las habilidades y competencias únicas del individuo y tiene en cuenta cómo contribuyen a los objetivos de la empresa. Es una manera de animar a las personas a reconocer su potencial y apoyarlas en el diseño y consecución de sus objetivos para lograr una mejora en la empresa.
Se diferencia de los sistemas de evaluación del rendimiento porque no juzga al individuo con un conjunto inflexible de criterios basados en el grupo. Esta persona acepta la responsabilidad de sus propios objetivos y desarrollo, y se ve recompensado emocionalmente por un sentido de éxito y valoración dentro de la empresa. También aprende a valorar y a apreciar la contribución de otros miembros de su equipo en el logro del objetivo final.
Establece objetivos e instrucciones claras
La gestión del progreso no puede y no podrá prosperar en una cultura laboral basada en la culpa. Cuando se trabaja con una cultura de culpa, se reprime la creatividad y las comunicaciones son más torpes, lo que a su vez impide que los empleados puedan alcanzar todo su potencial. Abrir líneas de comunicación bidireccionales en las que se comuniquen objetivos claros e inequívocos, e instrucciones precisas es un paso fundamental en la implementación de esta iniciativa.
Permite que otros se responsabilicen del control de calidad y de la resolución de los problemas
Proporciona a los individuos la información que necesitan para entender sus propios objetivos y los de la empresa; involucrarlos en la toma de decisiones que los afecten o en el trabajo que hacen ayudará a promover esa idea de responsabilidad. Eso normalmente conlleva permitir que los individuos se sientan responsables del control de calidad y de la resolución de problemas. Básicamente, es dejar que el empleado sepa que escucharás lo que tiene que decir, y que valorarás su conocimiento y experiencia en el trabajo.
Implementa una formación para tus empleados
Identificar en qué necesitan formación tus empleados es un paso esencial en ayudar a que la gente alcance su máximo potencial. Muchas empresas no logran impulsar el desempeño de sus empleados porque no proporcionan las competencias necesarias para el puesto de trabajo. Alternativamente, pueden no hacer un seguimiento de la aplicación de las habilidades en el lugar de trabajo. Invertir en formación del personal y proporcionar el apoyo adecuado es fundamental para establecer un sistema que realmente funcione para tus empleados.
Estos estilos de gestión y el exceso de burocracia pueden ser obstáculos para el funcionamiento de un sistema de gestión exitosa del desempeño. Los directivos deben ser expertos en el trabajo y negociadores y comunicadores cualificados; con capacidad para gestionar las relaciones interpersonales de forma eficaz. El sistema de gestión del rendimiento del personal tiene que estar disponible y ser fácil de examinar.
Gestión efectiva = Equipo exitoso
Tal vez lo más importante es que la gestión individual del desempeño debe ser administrada de manera justa y sin prejuicios. Los asuntos o problemas que surjan del desempeño deben ser abordados rápidamente y no permitir que se estanquen. Cuando se establecen objetivos, es necesario que se vean como justos y alcanzables. El fomento de la confianza y el respeto dentro de un equipo ayuda a garantizar que los miembros del equipo se apoyen mutuamente para alcanzar los objetivos individuales y colectivos y acepten la responsabilidad de su propia gestión del rendimiento.
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