Llega el inicio de un nuevo año acompañado de nuevas ilusiones pese a la gris situación. Ya sean esos propósitos de principio de año o las nuevas ganas de empezar algo nuevo, es usual que todo acabe condenado al abandono por la falta de capacidad de implementación.
Un propósito de fin de año es polvo que se acaba llevando el viento. Detrás del deseo no hay compromiso alguno, no hay voluntad real, no existe profundidad. En otras palabras, querer no es poder, para ello se necesita método, hábito y tolerancia al fracaso para aprender de él.
Aplica la Planificación Natural para estructurar tu proyecto, para ver que se esconde bajo esa apariencia de simple hito detrás de una meta. Somos capaces de crear una lista de acciones a realizar para completar nuestro trabajo, pero no acostumbramos a plantearnos si el epígrafe que resume nuestro proyecto, por ejemplo: “Crear un perfil profesional en la red”, expresa realmente lo que queremos.
¿Qué es eso que perseguimos? ¿Cuál es nuestro propósito? De verdad solo quieres crear un perfil en linkedin y adornarlo con tus tweets y tu blog, ¿Para qué? ¿Para cambiar de trabajo? ¿Para lanzar tu carrera como freelance? ¿Para obtener mayor visibilidad? Si no contestas estas preguntas obtendrás un resultado sesgado, un conjunto de tareas completadas acompañadas de la falsa ilusión de avance.
Para asegurar el tiro pregúntate ¿Qué lo convertiría en un éxito? ¿Qué ha de suceder para qué eso suceda? Ponlo sobre un papel, escríbelo y revísalo cada vez que se acumule el trabajo, las ganas de seguir adelante desaparezcan, o se desvanezca la ilusión. Sigue en la carrera.
Si llegas a este punto ya has ganado. Ahora es el momento de la locura y el desenfreno. Abre las puertas de tu creatividad volcando todo aquello que pienses sobre el proyecto sin filtrar ni usar el sentido crítico. Pon todas las cartas boca arriba, aquellas con las que vas a jugar y las que vas a descartar, ya que para hacerlo debes chequearlas. Cuando lo hagas aprovecha para agrupar y estructurar tu actividad en proyectos para llevarla a cabo.
Solo queda escoger qué componentes de tu sueño pones en marcha y cuáles quedan a la espera. Elige la actividad con cuidado, marca las dependencias, dibuja un mapa donde cada proyecto sea un nodo—un hito—hasta la meta. Elige el paso inicial y envía la primera acción a la lista de próximas acciones. En ese momento te darás cuenta que ya has triunfado, no te has quedado con un deseo, ahora tienes algo tangible entre manos que espera ser realizado.
Planifícalo de forma natural, si tienes tiempo para planificar tus fiestas, regalos, para pensar en tus ilusiones, lo tienes para dedicar una hora a estructurar tu pensamiento y tu futuro como se merece. Es la única forma de obtener la profundidad necesaria antes de poner la maquinaria en marcha y obtener el control a través de la acción.
Feliz año nuevo a todos y que las to-do os resulten más facilethings que el año anterior ;)
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