Es una forma muy efectiva de planificar proyectos, ya que te permite obtener el máximo valor con el mínimo esfuerzo. Se trata de un enfoque informal que no requiere de una gran elaboración. Aunque no seas consciente de ello, normalmente haces estas cinco cosas a la hora de realizar cualquier tarea, por simple que esta sea:

1. Defines tu propósito y tus principios. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Cuál es el objetivo del proyecto?
2. Visualizas el resultado. ¿Cuál es el resultado que te permitiría decir que el proyecto ha sido un éxito?
3. Tomas ideas. ¿Cómo podrías hacerlo? Captura todas las ideas que lleguen a tu cabeza sin el menor prejuicio.
4. Lo organizas todo. Ahora puedes identificar los diferentes componentes del proyecto y definir la secuencia de actividades que emprenderás, así como sus prioridades.
5. Identificas las acciones siguientes. ¿Cuáles son las acciones siguientes para cada una de las partes móviles de un proyecto?