Productividad Personal
Por qué necesitas poder motivarte a ti mismo y cómo puedes hacerlo
AUTOR: Francisco Sáez
"Si oyes una voz dentro de ti diciendo 'no puedes pintar', entonces pinta por todos los medios, y la voz se silenciará." ~ Vincent Van Gogh
La economía mundial está cambiando y el trabajo tal como lo conocían nuestros padres, donde uno podía desarrollar su carrera en una empresa durante prácticamente toda la vida, es ya algo del pasado. La tecnología actual está revolucionando la productividad de las empresas y la forma en que éstas trabajan y se comunican.
En el año 2020 el 40% de los americanos trabajarán de manera independiente (serán freelance o emprendedores) y, según un estudio reciente del Instituto Roosevelt, en el año 2040 nos encontraremos inmersos en una economía en la que los trabajos temporales y los contratos de trabajadores independientes para proyectos a corto plazo serán lo habitual (se le llama gig economy).
En un entorno en el que cada uno será el responsable absoluto de su propio éxito, deberemos ser capaces de planificar y gestionar nuestra propia vida, de definir nuestro trabajo, de distribuir nuestra energía y de adquirir el conocimiento y habilidades necesarias para el siguiente proyecto. Establecer objetivos, tomar decisiones y priorizar tareas serán habilidades fundamentales en la nueva economía, si no lo son ya.
Otra cuestión fundamental en este tipo de entorno será entender cómo funciona la motivación y saber motivarse a uno mismo. De eso dependerá, en gran medida, nuestra productividad personal.
Dice Charles Duhigg en su libro Más agudo, más rápido y mejor que es importante comprender que un requisito previo de la motivación es creer que tenemos autoridad sobre nuestras acciones y nuestro entorno.
Para motivarnos, debemos sentir que tenemos el control. Cuando alguien cree que tiene el control está más seguro de sí mismo, se esfuerza más y le cuesta menos superar los contratiempos.
Y el comportamiento fundamental que nos permite creer que tenemos el control es tomar decisiones. La libertad de elegir nos proporciona la autonomía que necesitamos, según la Teoría de la Autodeterminación. Cuando una tarea difícil se presenta a partir de una decisión nuestra, estamos mucho más motivados para llevarla a cabo que si proviene de una orden externa.
El locus de control interno es la creencia que tienen algunas personas de influir en su destino a través de las decisiones que toman. Por el contrario, el locus de control externo es la creencia de que nuestra vida está determinada por circunstancias ajenas a nuestro control.
Las personas con un fuerte locus de control interno perciben tanto sus éxitos como sus fracasos como una consecuencia de sus conocimientos, habilidades y esfuerzo. No culpan a ningún agente externo de lo que les sucede. Hay estudios que sugieren que estas personas ganan más dinero, tienen relaciones más largas y, en definitiva, son más felices.
La buena noticia es que se podemos influir en el locus de control mediante entrenamientos específicos. Muchas veces, la educación que hemos recibido o las experiencias vividas hacen que dejemos de confiar en cuánta influencia podemos tener en nuestra propia vida. Pero si nos ponemos en situaciones donde poder sentir que tenemos el control, podremos despertar nuestro locus de control interno y ponernos de nuevo al mando.
Además del control, para motivarnos necesitamos que nuestras decisiones sean afirmaciones de nuestros valores y objetivos. Por eso, vincular una tarea pesada o difícil a algo más importante te motiva a llevarla a cabo. Pregúntate por qué debes hacer las cosas y transforma las tareas en decisiones significativas. Ahí encontrarás la motivación para llevarlas a cabo y la autoridad que necesitas para dirigir tu vida.
2 comentarios
Muy bueno el artículo, corto, determinante y con información práctica y útil en cuanto a lo que nos viene.
Muy bueno el artículo, corto, determinante y con información práctica y útil en cuanto a lo que nos viene.
Muchas gracias por tu comentario, Juan José!
Muchas gracias por tu comentario, Juan José!