Productividad Personal
Cómo afecta la sobrecarga de información a tu productividad personal
AUTOR: Francisco Sáez"El conocimiento es poder, la información no." ~ David Lewis
La sobrecarga de información es un fenómeno que ha sido estudiado y escrito por investigadores y expertos en campos como la psicología, la sociología, las ciencias de la información y los negocios.
Algunos de los pioneros en el estudio de la sobrecarga de información incluyen a Herbert Simon, quien escribió sobre el concepto de “racionalidad limitada” y las limitaciones del cerebro humano en el procesamiento de información, y Alvin Toffler, quien escribió sobre el impacto de la tecnología y la sobrecarga de información en la sociedad en su libro “Future Shock”. Fué Toffler quien acuñó el término sobrecarga de información (“information overload”) en 1970.
Otros expertos que han estudiado y escrito sobre la sobrecarga de información incluyen a David Allen, autor de Organízate con eficacia: El arte de la productividad sin estrés, y Tony Schwartz, autor de The Way We’re Working Isn’t Working.
En la actual Era de la Información prácticamente todo el mundo tiene acceso a Internet, el envío de correos electrónicos tiene un crecimiento exponencial cada año y las redes sociales han abierto nuevas vías de comunicación. El coste de almacenar y duplicar la información tiende a cero, lo que hace que cada vez nuestros ordenadores tengan discos duros de mayor capacidad que, de todas maneras, no tardamos en llenar con infinidad de vídeos, libros electrónicos, música, fotografías, etc.
Clay Johnson menciona en su libro The Information Diet que una persona normal consume alrededor de 11 horas de información cada día, leyendo artículos como éste, libros, noticias, viendo la tele, escuchando la radio, mirando su timeline de Twitter, leyendo el muro de sus amigos de Facebook, etc. Para Johnson, el término adecuado no es sobrecarga sino consumo excesivo de información. La razón es que el término sobrecarga culpa a la información y nos libera de toda responsabilidad (¿qué culpa tengo yo de que me bombardeen con todo esto?).
La sobrecarga de información es un fenómeno que ocurre cuando un individuo recibe demasiada información a la vez, lo que le dificulta procesar y comprender toda la información. Esto puede conducir a una disminución de la productividad personal en la medida que el individuo se siente abrumado y no puede concentrarse y completar su trabajo de manera efectiva.
Hay varios factores que contribuyen a la sobrecarga de información:
- El volumen de información que se recibe: cuando recibimos más información de la que podemos procesar, se hace difícil clasificar y priorizar lo que es más importante.
- La complejidad de la información: la información compleja o densa puede ser más difícil de procesar y comprender, lo que genera una mayor carga cognitiva y una productividad reducida.
- La velocidad a la que se recibe la información: cuando recibimos información a un ritmo demasiado rápido, es difícil procesarla de manera efectiva.
Una buena parte de la información que consumimos, la consumimos porque queremos. Y aunque la información en sí no es perjudicial, muchas veces la utilizamos para tomar decisiones y esto sí puede ser importante. Por lo tanto, deberíamos preocuparnos por tener unos buenos hábitos de consumo de información. Johnson dice que debemos ver el problema desde el punto de vista de la salud, no desde la óptica de la efectividad y productividad. La neurología ha demostrado que el exceso de información, además de alterar nuestra capacidad para tomar decisiones, puede producir ansiedad (síndrome de fatiga por información) y sus efectos psicológicos influyen también sobre nuestro cuerpo.
Igual que hay alimentos que, aunque nos encantan, no son buenos para nuestra salud (grasas, azúcares, sal), hay cierta clase de información que nos gusta mucho pero no nos beneficia, al menos en grandes cantidades. Es la que hace que afiancemos nuestras creencias. Gran parte de la información que recibimos está sesgada. Somos conscientes de ello y, de hecho, preferimos esta información a la que está sin adulterar. Es por eso que preferimos las noticias de una determinada cadena de TV, leemos un determinado periódico o seguimos a ciertas personas en Twitter. Esta clase de información, que nos ayuda a confirmar y reforzar nuestras creencias, nos permite crear comunidades más fuertes y unidas.
Sin embargo, esta forma de consumir información nos lleva a nuevas formas de ignorancia. Al recibir grandes dosis de información sesgada, no llegamos a plantearnos siquiera que existan otras posibilidades ni, por supuesto, se nos pasa por la cabeza que quien piense diferente pueda tener razón.
Puedes hacer varias cosas para evitar la sobrecarga de información:
- Establecer límites en la cantidad de información que consumes: esto puede implicar establecer límites en la cantidad de tiempo que pasas leyendo o viendo las noticias, o limitando tu consumo de redes sociales.
- Usar herramientas que te ayuden a gestionar tu atención y organizar la información: hay muchas herramientas disponibles que pueden ayudarte a organizar y priorizar tus tareas e información, como aplicaciones de productividad personal, aplicaciones para tomar notas y software de gestión de proyectos.
- Tomar descansos y practicar la atención plena: es importante darle tiempo a su cerebro para que descanse y procese la información que ha recibido. Esto puede ayudarte a mantenerte enfocado en lo importante y gestionar mejor tu carga de trabajo.
Corren tiempos en los que todo el mundo quiere nuestra atención – empresas, organizaciones, individuos, partidos políticos –, y no todo el mundo lo hace de una manera honesta. Quizá debamos cambiar nuestros hábitos de consumo de información y empezar a elegir conscientemente qué clase de información queremos consumir y en qué cantidad, ¿no crees? Si mantienes a raya el consumo de información, tu pensamiento y la calidad de tus decisiones mejorarán y, por ende, también tu productividad personal.
No hay comentarios