Getting Things Done - GTD
Qué es una buena estrategia y por qué la necesitas
AUTOR: Francisco Sáez“Una visión sin una estrategia es tan sólo una ilusión.” ~ Lee Bolman.
Según el diccionario de Cambridge, una estrategia es un plan detallado para lograr el éxito en situaciones como la guerra, la política, los negocios, la industria o el deporte, o la habilidad de planificar para tales situaciones.
Una estrategia es una respuesta cohesiva a un reto importante, y definir una estrategia consiste fundamentalmente en descubrir los factores críticos en una situación y diseñar una manera de coordinar y concentrar acciones para lidiar con esos factores.
Mucha gente, y también muchas empresas, confunden la estrategia con una simple toma de decisiones o la definición de un objetivo. Sin embargo, una estrategia sin acciones no es una estrategia. El elemento crítico de toda estrategia es la definición de un conjunto de acciones inmediatas, verosímiles y realizables.
Las malas estrategias — personales, en los negocios, en los gobiernos — son más habituales de lo que nos gustaría reconocer. Es más fácil definir misiones y objetivos que suenan bien y no provocan pensamientos negativos, que analizar realmente los obstáculos que tenemos delante y diseñar una respuesta adecuada para superarlos.
Cuando hablo de malas estrategias no me refiero a estrategias que no logran el resultado deseado. Las estrategias se definen con la información y los recursos disponibles en un determinado momento y, por lo tanto, una estrategia puede estar bien definida y no tener éxito, debido a una gran cantidad de variables externas que no se controlan.
Una mala estrategia es la que no reconoce claramente el reto y las amenazas, la que utiliza palabras rimbombantes para enmascarar la falta de argumentos, la que está formada por “deseos” en vez de planes para superar los obstáculos, la que define objetivos erróneos porque prefiere “mirar para otro lado” en vez de enfrentarse a la situación.
Una mala estrategia no es solo la ausencia de una buena estrategia, sino que tiene una vida por sí misma. Una mala estrategia afecta dramáticamente a la efectividad del individuo o la organización, y puede acabar con una carrera, arruinar un negocio o provocar miles de muertes innecesarias cuando se produce una pandemia.
Establecer una estrategia implica elegir. Para lograr algo hay que decir no a una gran cantidad de posibles intereses. Un estrategia no solo define en lo que una persona u organización se va a concentrar, sino también lo que va a renunciar, al menos por el momento. Por eso es tan difícil definir una buena estrategia. Se han de sacrificar unas cosas en favor de otras.
Según Richard Rumelt, autor de Good Strategy, Bad Strategy (“Buena estrategia, mala estrategia”), una buena estrategia tiene coherencia, acciones coordinadas, políticas y recursos para alcanzar un fin importante. El núcleo de una buena estrategia contiene tres elementos:
- Diagnóstico. Explica la naturaleza del reto, identificando los aspectos críticos de la situación.
- Política orientativa. Es un enfoque general para superar los obstáculos identificados en el diagnóstico.
- Un conjunto de acciones coherentes, diseñadas para ejecutar la política orientativa.
Si eres practicante de GTD (Getting Things Done), esta metodología te ofrece las herramientas para definir y ejecutar una buena estrategia. Una vez hecho el diagnóstico, el modelo de Seis Niveles de Perspectiva te permite construir la política orientativa en los niveles superiores (propósito, visión, objetivos y áreas de responsabilidad) y un conjunto de acciones coherentes en los niveles inferiores (proyectos y acciones).
Si te encuentras ante una situación problemática, ante un reto importante, o simplemente quieres progresar en tu vida en una determinada dirección, piensa estratégicamente. La situación no se va a arreglar por sí sola.
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