Getting Things Done - GTD
Control y Perspectiva
AUTOR: Francisco Sáez“Tienes que pensar en las cosas grandes mientras haces las cosas pequeñas, para que todas las cosas pequeñas vayan en la dirección correcta.” ~ Alvin Toffler
Uno de los puntos más controvertidos para el que acaba de conocer la metodología GTD (Getting Things Done) es la aparente ausencia de prioridades para clasificar las acciones que uno debe realizar cada día. Esto sucede porque los sistemas de gestión tradicionales, tanto personales como de negocios, se basaban en la asignación arbitraria de prioridades a cada uno de los proyectos o acciones a realizar, y uno espera que cualquier sistema organizativo le permita clasificar con una letra o un número, o alguna forma de ordenamiento, cada una de sus tareas.
Las herramientas modernas de organización personal enfocan la priorización de tareas desde otra perspectiva. No se trata tanto de gestionar las tareas o el tiempo como de gestionarnos a nosotros mismos. Se trata de saber qué es realmente importante a medio o largo plazo para saber dónde debemos poner nuestra atención en el corto plazo.
GTD busca alcanzar ese equilibrio mediante la combinación del control horizontal con una perspectiva vertical.
El control horizontal se logra mediante un flujo de trabajo en cinco etapas que debes utilizar en tu día a día para tener el control de tu vida: capturar, aclarar, organizar, reflexionar y actuar. Este enfoque horizontal te permite mantener la coherencia y fluidez en todas tus actividades diarias.
Se trata de definir claramente los resultados que deseas, tus proyectos, y las próximas acciones necesarias para lograrlos, y de crear recordatorios en un sistema confiable que revises con regularidad.
Pero para que este control tenga sentido, necesitas ver las cosas desde una perspectiva más alta, también llamada control vertical o enfoque vertical.
Este control vertical se logra a través del Modelo de Seis Niveles para Revisión de Tu Propio Trabajo, que te permite averiguar cuáles son los cimientos que deben determinar tu vida personal y profesional y, gracias a ello, tener claras las prioridades que deben regir tus decisiones. Es un modelo jerárquico de prioridades en el que cada nivel debe alinearse con los superiores: acciones, proyectos, áreas de enfoque, objetivos, visión, y propósito.
El enfoque vertical te proporciona la perspectiva necesaria para alinear tus acciones de cada día con las prioridades reales de tu vida. El problema principal de cualquier otra metodología, o de no utilizar ninguna, es que nos centramos en el control y nos olvidamos de la perspectiva. Si nos dedicamos simplemente a hacer todas las cosas que aterrizan en nuestra vida, seremos personas muy ocupadas, pero no productivas. Estaremos perdiendo el tiempo haciendo las cosas urgentes en vez de las importantes.
La verdadera productividad se consigue cuando conseguimos equilibrar control y perspectiva. Si tienes claro en todo momento lo que es importante para ti, seguramente no necesitarás asignar una prioridad a cada acción de tu lista.
2 comentarios
Buena entrada, Francisco. Ilustrativa y pedagógica sobre todo para los profesionales más jóvenes e impulsivos. Gracias.
Buena entrada, Francisco. Ilustrativa y pedagógica sobre todo para los profesionales más jóvenes e impulsivos. Gracias.
Muchas gracias, Pepe. Me alegra que te haya gustado! :)
Muchas gracias, Pepe. Me alegra que te haya gustado! :)