Productividad Personal
Para cambiar las cosas debes apelar a las emociones
AUTOR: Francisco SáezEn su libro Cambia el chip: Cómo afrontar cambios que parecen imposibles, los hermanos Heath defienden que si quieres provocar un cambio en la forma de actuar de alguien (incluido tú mismo) necesitas apelar tanto al Jinete como al Elefante que llevan dentro.
El Jinete y el Elefante son unas figuras metafóricas que representan dos sistemas de nuestro cerebro independientes, pero que trabajan a la vez. El Jinete es nuestro lado racional, el que delibera y analiza las cosas, y mira hacia el futuro. El Elefante es nuestro lado emocional e instintivo, el que percibe el dolor y el placer.
El Jinete piensa, planifica y es capaz de diseñar el camino para tener un futuro mejor. Proporciona dirección, pero no puede emplear la fuerza mucho tiempo. El Elefante proporciona energía y empuje.
Si apelas solo al Elefante conseguirás pasión sin dirección. Puedes estar muy entusiasmado por crear el estilo de vida que deseas tener, pero eso no es suficiente; necesitas un plan inteligente para lograrlo.
Si apelas solo al Jinete conseguirás entendimiento, pero no motivación. Todos entendemos que hacer ejercicio es bueno para nuestra salud, pero no todo el mundo tiene la motivación para ir al gimnasio cada día.
La mayoría de las veces, saber lo que tenemos que cambiar no es suficiente. Sabemos que deberíamos ir al gimnasio, comer de manera más saludable, dejar de fumar y organizarnos de manera efectiva para aprovechar mejor nuestro tiempo. Pero no hacemos nada, o lo que hacemos no dura mucho tiempo.
En esos casos, el problema es que solemos apelar únicamente al Jinete, a nuestra parte racional, sin tener en cuenta que para mover al Elefante necesitamos atacar también a los sentimientos.
Para evitar situaciones ambiguas y de poca importancia, en el mundo empresarial nos han enseñado que debemos definir objetivos SMART: específicos, medibles, accionables, relevantes y limitados en el tiempo. Sin embargo, esta definición carece de cualquier tipo de motivación emocional.
Este tipo de objetivos funciona bien cuando no estamos en una situación de cambio, porque en ese caso la motivación se presupone y no es necesario crearla. Por ejemplo, “La campaña de Navidad generará 100 nuevos clientes en el mes de Enero de 2016”. Si en la campaña de Navidad del año anterior conseguiste 70 clientes nuevos, te vas a sentir muy motivado para alcanzar ese nuevo reto. Sin embargo, si no has hecho en tu vida una campaña de marketing, es probable que un objetivo de ese estilo te provoque una parálisis total.
En situaciones de cambio, es necesario apuntar al lado emocional de quien tiene que llevar a cabo el objetivo (en el ejemplo anterior, quizás hablando de generar una mejor atención al cliente, de una nueva experiencia o de hacer un mejor producto, dependiendo de lo que sepamos que puede motivar al responsable de la campaña).
Para definir objetivos emocionales, los hermanos Heath proponen crear lo que llaman una postal de destino, una imagen vívida de un futuro cercano en la que se muestre lo que puedes conseguir. Algo que, además de apelar a la racionalidad del Jinete, anime a moverse al Elefante. En definitiva, una imagen que te toque la fibra.
2 comentarios
Hola Francisco,
Entiendo que sería asociar objetivos SMART a una visión retadora, que nos atraiga, que nos invite a actuar. En definitiva, que nos motive o como diría @yoriento, que nos ofrezca motivos para pasar a la acción.
Un abrazo y feliz martes. :-)
Hola Francisco,
Entiendo que sería asociar objetivos SMART a una visión retadora, que nos atraiga, que nos invite a actuar. En definitiva, que nos motive o como diría @yoriento, que nos ofrezca motivos para pasar a la acción.
Un abrazo y feliz martes. :-)
Hola Jesús,
Exactamente, parece que la razón únicamente no basta para "movernos".
Igualmente, muchas gracias por comentar!
Hola Jesús,
Exactamente, parece que la razón únicamente no basta para "movernos".
Igualmente, muchas gracias por comentar!