Pon las cosas delante de la puerta

A estas alturas ya tienes claro que para conseguir las cosas que quieres, necesitas poner tu atención en ellas. Muchas veces, la única razón por la que no consigues algo es simplemente porque estás enfocado en otras cosas. A pesar de tu voluntad por mejorar y obtener buenos resultados, es muy fácil distraerse con cosas más llamativas pero menos útiles. Por lo tanto, cuando se trata de mantener la atención puesta donde es necesario, cualquier ayuda es buena.

Tus hábitos están profundamente asociados a tu entorno. Esto quiere decir que tienes la posibilidad de modificar y controlar el entorno para facilitar los hábitos que te hacen más efectivo. No puedes cambiar drásticamente tu entorno, pero puedes hacer pequeñas modificaciones que marquen la diferencia. El truco está en crear desencadenantes que sean lo suficientemente efectivos para motivar la acción.

Un ejemplo. Para cambiar el foco hacia el objetivo adecuado, y mantenerlo ahí, David Allen recomienda en su libro Sé más eficaz: 52 claves para mejorar tu productividad en la vida y en el trabajo utilizar la idea de “poner las cosas delante de la puerta”. Esto lo hemos hecho todos alguna vez. Si mañana tienes que llevar algo muy importante al trabajo—tan importante que olvidarlo pondría en riesgo tu empleo—, ¿qué haces? Probablemente ponerlo delante de la puerta de tu casa, de forma que sea imposible olvidarlo.

Extendiendo este concepto, si puedes poner en frente de tu conciencia aquello que sabes que debería ser el centro de tu atención, las posibilidades de pensar en ello de forma creativa aumentan en gran medida. Saber alimentar conscientemente tus pensamientos es algo muy potente, porque te permite dirigir el foco hacia lo que quieres y producir la energía necesaria para que todo fluya.

Este es el origen de la Revisión Semanal de GTD. No es suficiente con capturar tus pensamientos, organizar tus proyectos y definir claramente tus objetivos. Necesitas ponerlos delante de tu puerta con suficiente regularidad.