Imagínate que, en un momento dado de tu día, te encuentras con un regalo inesperado de 30 minutos libres. ¿Qué vas a hacer? Saber aprovechar esa circunstancia para hacer alguna acción breve que te evite problemas en el futuro, marca la diferencia entre alguien que se deja llevar por los acontecimientos y alguien que los utiliza a su favor para acercarse más a sus metas.
Media hora inesperada. ¿De deberías hacer? Hay unas cuantas variables que entran en juego a la hora de elegir cuál es la mejor cosa que puedes hacer en cada momento. Y lo ideal es que todas esas variables sean de alguna manera asimiladas por tu subconsciente, de modo que, llegado el momento, solo necesites confiar en tu intuición.
Eso no significa que todo vale. Significa que si tienes en tu cabeza una clara estructura de tus objetivos a medio y largo plazo y todas tus acciones pendientes bien organizadas, confiar en tu intuición funcionará la mayoría de las veces, porque en ella estarán incorporadas todas las variables necesarias para hacer la elección.
Intuituvamente, estos los puntos de referencia que utilizará tu cerebro para tomar la decisión, en este orden:
- El contexto. Lo primero que te vas a plantear es ¿qué puedo hacer en este momento? Según dónde te encuentres y cuáles sean tus herramientas disponibles, podrás hacer unas cosas u otras. Si tienes esa ventana de 30 minutos en la oficina podrás enviar esos emails pendientes o preparar un informe para un cliente. Si estás en la calle, a lo mejor podrías recoger tu traje de la tintorería o bien sentarte en una cafetería, abrir tu libreta y diseñar las características de un nuevo producto.
- El tipo de trabajo que debes hacer. A veces querrás simplemente hacer tareas y eliminarlas de tus listas. Otras veces será más interesante aclarar qué son las nuevas cosas que han ido surgiendo últimamente y definir qué acciones se desprenden de ellas. Cuando tu inventario de acciones esté bien definido optarás por hacer el trabajo, cuando esté un poco desactualizado, optarás por definir el trabajo.
- El horizonte de tu compromiso. Cuando tu vida y tu trabajo están en calma, en una fase de asentamiento, tu foco estará en los detalles, en una llamada que deberías hacer o un proyecto que has de terminar. Si estás en un periodo de expansión, profesional o personal, tu foco estará en un nivel superior y te preocuparás por reforzar algún área de responsabilidad o por progresar hacia una determinada meta.
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