Productividad Personal
El miedo como enemigo de la productividad
AUTOR: Francisco Sáez“No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo” ~ Nelson Mandela
El miedo es, sin duda, nuestro mayor enemigo a la hora de emprender acciones trascendentales. En muchas ocasiones nos impide realizar los grandes cambios de nuestra vida: cambiar de trabajo o de profesión, ir a vivir a otra ciudad, o iniciar o terminar una relación.
También nos impide hacer cosas aparentemente menos importantes, pero que tienen un gran impacto en nuestra calidad de vida: no nos deja ser nosotros mismos, nos impide ser sinceros y enfrentarnos a personas que de alguna manera se aprovechan de nosotros.
En el día a día, el miedo puede tener muchas formas: miedo al qué dirán, miedo a la incertidumbre, miedo a lo desconocido, miedo a la crítica, miedo al fracaso, miedo al rechazo, etc. Todos estos miedos nos impiden realizar algunas acciones que terminamos postergando indefinidamente. Seguramente algunas de esas acciones que no hacemos tendrían consecuencias importantes en nuestra vida, tanto a nivel personal como profesional. El miedo es, por lo tanto, un gran enemigo de la productividad personal.
La naturaleza e inevitabilidad del miedo
El miedo es inevitable, es parte de la naturaleza humana. Es un mecanismo de supervivencia que nos permite estar atentos a cualquier peligro. Gracias a él hemos llegado a sobrevivir como especie. Además, está en la base de nuestro sistema educativo (premio y castigo), normativo y legal. Las sociedades lo utilizan para mantener unido el grupo y evitar el descontrol.
Una buena parte de nuestros miedos son, en realidad, inexistentes. Están provocados por la percepción de potenciales peligros que seguramente nunca se lleguen a dar. Son el resultado de alimentar nuestra imaginación con imágenes negativas. Hemos de distinguir cuándo algo es real y cuándo nos estamos preocupando por una posible consecuencia de un posible hecho que ni siquiera ha ocurrido.
No podemos escapar del miedo, aunque sí transformarlo en energía positiva. Solo hay que aceptarlo. El problema es que muchas veces, en vez de reconocerlo como tal, creamos un relato mental que justifica lo que hacemos, o mejor dicho, lo que no hacemos, y evita que nos tengamos que enfrentar a él.
Superar el miedo es aceptarlo
Para enfrentarte al miedo y superarlo, primero debes reconocerlo. Debes asumir tu vulnerabilidad. Aunque te impide desarrollarte del todo, el miedo es humano. Está ahí para, de alguna manera, protegerte y cuidar de ti.
Has de pensar que, si no controlas tu miedo y dejas que él te controle a ti, tu calidad de vida se verá muy afectada y no lograrás alcanzar muchas de tus metas.
Necesitarás hacer un trabajo de autoconocimiento para que puedas mirar de frente a tus miedos, los asumas, y rompas con el relato que estás utilizando para esconderlos.
El miedo desaparece cuando te enfrentas a él. ¿Cuántas veces has evitado hacer algo que creías que no podrías manejar y cuando, finalmente tuviste que hacerlo, pensaste “Vaya, no era para tanto”?
Debes hacer cuanto antes aquello que, de alguna manera, te atemoriza. Piensa que cuando haces que algo suceda, no sólo desaparece el miedo sino que, además, tu confianza en ti mismo se ve reforzada para acometer otras tareas. Actuar, vencer al miedo, se traduce en un constante crecimiento personal.
Sentir miedo indica progreso. Indica que estás haciendo cosas nuevas, que te estás enfrentando a nuevos retos, mejorando y creciendo.
El miedo y la productividad personal
El miedo, en cuanto que evita que hagas cosas, es un gran enemigo de la productividad personal. Específicamente, el miedo al fracaso, el miedo a la crítica o el miedo a lo desconocido, pueden ser barreras importantes a la hora de acometer nuevos proyectos y desarrollar tu carrera profesional.
Hay algunas cosas que puedes hacer para superar estos miedos:
- Reduce las expectativas y define objetivos más realistas. El miedo se reduce considerablemente cuando percibes un trabajo como algo alcanzable.
- Visualiza el resultado final. Imaginar que has logrado aquello que te propones lo hace más cercano y real.
- Planifica cómo hacerlo. Tratar de definir diferentes formas de alcanzar un objetivo relativiza su complejidad y lo hace más abordable. Herramientas como la Planificación Natural de Proyectos pueden ayudarte a idear una buena planificación.
- Da el primer paso. Empieza a hacer eso que tanto te cuesta hacer, dedícale cinco minutos aunque sea. Una vez que has empezado, ya estás en movimiento; ahora sólo necesitas dejar que la inercia haga su trabajo.
- Habla abiertamente de tus miedos con personas de tu confianza. Compartir tus experiencias te ayudará a relativizar esos miedos.
- Olvida la perfección y céntrate en obtener resultados lo suficientemente buenos. El perfeccionismo genera un miedo irracional a lograr resultados mediocres y, como consecuencia, a terminar cualquier tarea.
- Trabaja tu asertividad. Si sabes comunicar adecuadamente a los demás lo que quieres y necesitas, perderás el miedo a decir lo que piensas.
- Entiende el fracaso como parte de tu aprendizaje. Más vale intentarlo y fracasar que no haberlo intentado.
El miedo al fracaso es una de las principales causas de la procrastinación, es decir, de postergar tareas necesarias e importantes de manera indefinida. Metodologías de gestión personal, como GTD (Getting Things Done), pueden ser una inestimable ayuda para gestionar adecuadamente tus compromisos. Cuando te tomas el tiempo de aclarar en qué consisten realmente todas las cosas que merecen tu atención en la vida, éstas pierden su capacidad de asustar.
Además, usar una metodología de gestión personal implica cultivar una mentalidad productiva, positiva y proactiva, algo imprescindible para enfrentar con éxito cualquier miedo.
¿Tienes miedo? No hay problema. Acéptalo, gestiónalo y disfrútalo ;)
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