Getting Things Done - GTD
¿Cómo puede GTD ayudar con las preocupaciones?
AUTOR: Francisco Sáez"Tienes poder sobre tu mente, no sobre los eventos de fuera. Date cuenta de esto y encontrarás la fuerza." ~ Séneca
El otro día escuché un podcast de GTD Nordic llevado a cabo conjuntamente por Morten Røvik y Lars Rothschild Henriksen acerca de cómo GTD puede ayudar a gestionar las preocupaciones y me pareció francamente interesante porque es algo sobre lo que no me había pensado.
Es cierto que en los últimos años están sucediendo demasiadas cosas a nivel global por las que es imposible no preocuparse: el cambio climático, fuertes recesiones económicas, la pandemia del Covid-19 y, para rematar, la reciente invasión de Ucrania por un tipo que sin duda pasará a la historia como un lunático muy peligroso. Además, por supuesto, están todas esas cuestiones personales que preocupan a cualquier persona en cualquier momento: el trabajo, la familia, las relaciones personales, la economía, la salud, etc.
Muchas de estas preocupaciones tienen que ver con cosas sobre las que no tenemos ningún control y, por lo tanto, no solemos hacer nada al respecto. Nada excepto preocuparnos, claro.
¿Cómo te puede ayudar GTD a gestionar todas estas preocupaciones?
En primer lugar, como haces con cualquier otra cosa que llame tu atención, debes capturar estas cosas. Es importante que identifiques las cosas que te preocupan porque sino estas cosas seguirán en tu cabeza sin dejar apenas espacio para nada más. No es que vayas a dejar de preocuparte por el mero hecho de anotar algo que te preocupa, pero tomar conciencia de ello te va a ayudar a enfocar el problema de la mejor manera posible.
Cuando llegue el momento de aclarar, te harás las preguntas habituales. Responder a ¿qué es esto realmente? te permitirá reflexionar sobre los motivos principales de tu preocupación y eso te ayudará a relativizar la cuestión. Luego viene la pregunta definitiva: ¿Es accionable?
Este es un punto clave para disminuir la presión de una preocupación o incluso eliminarla. ¿Qué puedes hacer al respecto? Si no puedes hacer nada, deberías asumirlo y tratar de adoptar una actitud estoica al respecto (una de las máximas del estoicismo, como filosofía de vida, es entender qué cosas están fuera de tu control y limitar las preocupaciones aquello que puedes controlar).
Lo sé, tirar un asunto a la papelera no eliminará la preocupación de tu cerebro. Pero te ayudará a tomar conciencia de la naturaleza de la preocupación y gestionarla de una manera más efectiva. No es lo mismo tener una preocupación activa por la evolución de la invasión de Ucrania y sus implicaciones, que estar superado por los acontecimientos y no ser capaz de pensar en otra cosa.
Pero ¿y si pudieras hacer algo? Entonces tendrás que definir una próxima acción y lanzarla a tus listas de Acciones Siguientes. Esto hará que te centres en lo que puedes hacer en vez de en una preocupación lógica pero estéril.
A veces creemos que no se puede hacer nada pero sí se puede. Volviendo a la guerra de Ucrania (es mi mayor preocupación a día de hoy), puedes hacer algunas cosas, desde donar dinero para ayudar al país y a los refugiados que se ven obligados a abandonarlo, hasta enrolarte en legión extranjera, coger un fusil y defender tus ideales con tu vida. También puedes activar tus redes sociales y amplificar el mensaje de rechazo ante la invasión. Esto es más importante de lo que parece. Los gobiernos y las empresas están cada vez más influidos por este tipo de mensajes cuando son masivos y, gracias a esto, muchos países y multinacionales están actuando de maneras no vistas anteriormente para presionar a Putin para que abandone su objetivo. Tu granito de arena ayuda.
En el podcast Morten apunta una solución que puede resultar de ayuda con aquellas preocupaciones sobre las que no se puede hacer nada. Se trata de añadirla a una “lista de preocupaciones” a la que dedicarías un tiempo de reflexión durante la Revisión Semanal. Durante ese tiempo intentarías preocuparte a fondo sobre las cosas anotadas en esa lista. Esto también tiene relación con el estoicismo, ya que cuando te enfrentas proactivamente a tus emociones negativas, aplicando una carga emocional importante en momentos elegidos, éstas ya no te persiguen con la misma fuerza el resto del tiempo.
En resumen, cuando tienes una preocupación necesitas o bien aceptar que no puedes hacer nada, o bien darte cuenta de que algo puedes hacer (en la medida de tus posibilidades), y hacerlo. Preocuparse, además de no servir para nada, hará que no prestes la atención necesaria a otros aspectos de tu vida, lo que puede terminar generando más preocupaciones.
Aquí tienes el podcast original:
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