Getting Things Done - GTD
El camino hacia una productividad relajada
AUTOR: Francisco Sáez“Tu capacidad para generar energía es directamente proporcional a tu capacidad para relajarte.” ~ David Allen
Según el New York Times, la relajación es clave para la productividad y, al revés, la efectividad ayuda bastante a disfrutar de una vida calmada.
Mucha gente, y muchas empresas, siguen creyendo que para ser más productivo hace falta trabajar más horas. Sin embargo, está demostrado que la productividad disminuye después de mantener la concentración durante cierta cantidad de tiempo.
Ser productivo tiene mucho que ver con saber prestar atención en cada momento a lo que es importante y eliminar, o al menos suavizar, los obstáculos y distracciones que aparecen en nuestro camino. También tiene que ver con saber gestionar nuestros niveles de energía. Nuestra energía no es constante a lo largo del día, de modo que tomar descansos de manera inteligente y dormir bien por la noche son factores importantes para que podamos obtener mejores resultados en todos nuestros proyectos.
La máxima productividad se produce cuando hacemos que algo suceda con el menor esfuerzo posible.
Para alcanzar una productividad relajada es necesario reaccionar en la medida justa ante cualquier situación. Sobre-reaccionar generará estrés y ansiedad, y no reaccionar o hacerlo mal generará problemas con asuntos con los que nos hemos comprometido, con lo que, a la larga, también generarán más estrés y ansiedad.
Hay muchas cosas que puedes hacer para que esto sea más fácil. Los hábitos y conductas que incorpora la metodología de gestión personal GTD (“Getting Things Done”) tienen el objetivo de alcanzar una forma de vivir y trabajar más relajada y satisfactoria. No hace falta trabajar más intensamente o más horas, hace falta definir mejor tu trabajo a diferentes niveles de detalle y tenerlos todos en cuenta.
Si consigues adoptar un sistema estructurado para enfrentarte cómodamente a tus actividades diarias, entonces aprenderás a procesar efectivamente toda la información que te llega, a gestionar mejor tus pensamientos, a sacar provecho de tus ideas, a concentrarte en los resultados, a tomar decisiones con confianza… No importa lo que ocurra. Siempre estarás en buena disposición para enfrentarte a algo nuevo porque dispondrás del control y la tranquilidad necesaria.
Cuando sabes que tienes un sistema que te permite reaccionar de la forma adecuada—ni débilmente ni de forma exagerada—ante cualquier cosa, vives más relajado y pierdes el miedo a lo desconocido. Así es como consigues hacer más cosas con menos esfuerzo. Así es como consigues ser productivo y disfrutar de todos sus efectos secundarios: menos situaciones de crisis, más sensación de control, mayor relajación, más tiempo libre… ¡Más calidad de vida!
Hay gente que me comenta que GTD es demasiado complicado. No lo es. Es complicado establecer los hábitos necesarios para que funcione, pero el método en sí es muy sencillo. Es lo más sencillo que puede ser. Podría serlo más, pero entonces no sería efectivo y perdería su valor. Puesto que se trata de una cuestión de hábitos, es bastante común fracasar un par de veces antes de conseguir implementar GTD con éxito.
Todo el mundo necesita un sistema, un enfoque, una estructura en la que apoyarse de una forma natural para hacer frente a su forma de vida, que cada vez es más complicada. GTD es una buena opción, la mejor que conozco, porque detrás cada uno de sus componentes hay muy buenas razones para que funcionen.
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