Getting Things Done - GTD
Cuando las cosas se ponen feas...
AUTOR: Francisco Sáez"El arma más poderosa contra el estrés es nuestra capacidad de elegir un pensamiento sobre otro" ~ William James
Cuando empiezas a utilizar GTD te sueles encontrar con unas sensaciones contradictorias. En primer lugar, una vez consigues capturar, aclarar y organizar todas tus acciones pendientes—lo cual es un trabajo bastante arduo la primera vez, por cierto—, tienes la gratificante sensación de que todo está bajo control. Sabes todo lo que tienes que hacer, sabes cuáles son tus prioridades y, lo más importante, sabes qué cosas estás dejando de hacer cuando decides dedicar un tiempo a tu familia, amigos y aficiones favoritas. Esto te da una enorme tranquilidad, y te permite disfrutar de verdad del tiempo en que no haces nada.
Ahora bien, también es bastante habitual para todo aquel que empieza que, al cabo de un tiempo, la situación vuelva a su estado inicial. Sin darte cuenta, dejas de recopilar cosas, no revisas tu sistema con la frecuencia adecuada y vuelve a reinar la confusión. Ya no tienes el control y vuelve el estrés. Ahora la sensación es de frustración, porque el tiempo y el esfuerzo invertidos no han dados los resultados esperados.
Esto nos ha ocurrido a casi todos, así que no te desanimes. Algunos echan la culpa al sistema y abandonan. Otros, aún sabiendo que no es fácil establecer nuevos hábitos, perseveran y lo vuelven a intentar, porque intuyen las ventajas de vivir siendo los dueños de su tiempo.
Incluso cuando ya llevas un tiempo utilizando GTD, hay momentos en que las cosas se ponen feas. Nos llueven multitud de tareas de todo tipo, nos ofuscamos y perdemos el sentido de lo importante. Es fácil desanimarse y abandonar, pero también es un gran error. Volveremos a la situación anterior de caos y estrés, donde simplemente iremos haciendo las cosas que más nos queman en cada momento, sin mayor sentido.
Estas ocasiones son siempre una gran oportunidad para profundizar en nosotros mismos y volver a evaluar qué estamos haciendo realmente con nuestra vida. Para ver con claridad, hay que mirar desde un lugar más alto. Párate, acepta la situación tal como es y establece de nuevo tus objetivos. Aunque haya fuerzas mayores, no te dejes llevar por la corriente y sé tú quien elija tu próximo movimiento. Acepta las nuevas reglas del juego tan rápido como puedas. Retoma el control.
No hay comentarios