Cómo usar tu energía de manera productiva

Ya has logrado configurar y asimilar un sistema productivo personal que te funciona. Enhorabuena, eso no es fácil. Sin embargo sabes que, en muchas ocasiones, no estás rindiendo adecuadamente. Te das cuenta de que, para realizar ciertas tareas, necesitas mucho más tiempo del que habías previsto.

Eliges tu próxima tarea y te pones a ello. Es una tarea que te gusta hacer y que te hará avanzar hacia una meta importante. Sin embargo, pasa el tiempo y no avanzas, te cuesta concentrarte y te distraes a menudo. ¿Cómo es esto posible? Bien, ocurre simplemente que, en general, no tenemos el cuenta nuestro nivel de energía disponible y estado de ánimo a la hora de elegir una tarea.

Desgraciadamente, nuestro nivel de energía no es constante durante todo el día. Sube y baja en determinados momentos y bajo determinadas circunstancias, y ese patrón es diferente para cada persona. Si eres de los que tienen mucha energía a primera hora de la mañana y dedicas esos momentos a tareas que requieren poca energía (como leer emails, blogs, etc.), estás desperdiciando una buena parte de tu potencial. Si después de comer te sueles sentir pesado y somnoliento, y te pones a hacer una tarea que requiere bastante esfuerzo y concentración, puedes tardar tres horas en vez de una, y no estarás siendo productivo.

Cuando tu nivel de energía es bajo, tu concentración disminuye, así como tu capacidad de tomar buenas decisiones, tu capacidad de análisis y tu creatividad. El trabajo se hace más difícil, más largo y el resultado suele ser peor. Así que, aunque no siempre sea posible, el nivel de energía que tienes en un momento dado debería encajar con el nivel de energía que requiere la acción que has decidido realizar. Para ello debes conocerte y planificar tus acciones en función de tus ritmos.

Por supuesto, tu salud tiene mucho que ver con mantener un buen nivel de energía durante la mayor parte del día. Mantente activo e incluye en tu calendario rutinas de ejercicio físico varias veces por semana. Trata de dormir cada noche la cantidad necesaria de tiempo para estar fresco cada mañana. Realiza también pequeños descansos a lo largo de la jornada para renovar tu energía. Come adecuadamente (¡no te olvides de un buen desayuno!) y acostúmbrate a beber al menos 8 vasos de agua al día (la deshidratación también pasa factura).

Por último, y tal y como se aconseja en GTD, elige tu próxima acción en función de estos 4 criterios.