Categoría: “Gestión de Proyectos”

Se acerca el final del año y probablemente estás haciendo un repaso mental a cómo ha ido este año, qué has conseguido y qué te gustaría cambiar para que el año que viene sea mejor.

En la primera parte de este artículo vimos lo importante que es tener en cuenta los riesgos que pueden afectar a un proyecto, y cómo localizarlos e identificarlos.

En proyectos de cierto calibre es muy importante tener en cuenta los riesgos que pueden dar al traste con el proyecto. Un proyecto puede fracasar estrepitosamente por el mero hecho de que tenga lugar un acontecimiento no esperado, que alargue insoportablemente su ejecución, lo haga carísimo o destruya la moral del equipo que lo lleva a cabo.

Si bien la gestión de proyectos es una disciplina un tanto ajena para la mayoría de las personas, lo cierto es la que los conocimientos, habilidades, técnicas y herramientas necesarios para gestionar de manera efectiva las actividades de un proyecto, son cada día más necesarios en nuestra sociedad. Aunque esta disciplina nace como una necesidad del mundo corporativo, todos tenemos algún proyecto personal que queremos ejecutar de la mejor manera posible.

Resulta paradójico, pero a menudo ocurre que, en nuestra búsqueda de una mayor calidad de vida, vamos asumiendo nuevas responsabilidades que pueden ser una fuente de estrés si al final cogemos más de las que podemos abarcar. Otro tanto ocurre en el trabajo. Crecer, ascender y mejorar implica—en casi todos los casos—adquirir más responsabilidades.