Categoría: “Productividad Personal”

A medida que se acerca el final de cada año, muchas personas hacen el habitual repaso a lo que han conseguido, averiguan si se sienten bien o no al respecto, y articulan una serie de buenos propósitos personales para el siguiente año.

Inevitablemente, cada organización refleja de alguna manera el eslabón más débil de la cadena que define su estructura. Incluso si trabajas por tu cuenta, tienes que relacionarte con más gente para hacer tu trabajo (colegas, socios, clientes, proveedores). Si en tu cadena de trabajo hay alguién que tarda dos semanas en contestar los emails, tu eficacia—o la de tu organización—se verá penalizada. Si un elemento de la cadena desprende dejadez, ésta se contagia y genera dejadez en todo el sistema.

El humor es una demostración palpable de la mayoría de los atributos más importantes del lado derecho del cerebro: la capacidad de colocar situaciones dentro de un contexto, de ver las cosas con perspectiva, de combinar diferentes elementos para crear cosas nuevas, etc. Según varias investigaciones, el humor reduce la hostilidad, alivia tensiones, permite hacer mejores críticas y ayuda a comunicar mensajes difíciles. Utilizado con habilidad, resulta que puede ser un gran estímulo para la creatividad, un rasgo cada vez más necesario para tener éxito.

¿Por qué procrastinamos aún sabiendo que este comportamiento nos traerá problemas? ¿Por qué es tan dificil dejar un trabajo o una carrera que no nos lleva a ninguna parte? ¿Por qué continuamos haciendo (o no haciendo) ciertas cosas, a pesar de que sabemos que hacerlas (o no hacerlas) nos perjudica?

La productividad personal—y GTD en particular—es principalmente una cuestión de hábitos. No importa lo funcional, rápido y agradable de usar que sea tu sistema de productividad personal; si sigues utilizando tu cabeza como método de almacenamiento, no tomas decisiones sobre todo lo que te concierne y no revisas tu sistema periódicamente, la mejor herramienta del mercado no será de gran ayuda.