La productividad sin estrés existe

Ahora que estás de vacaciones, o las empezarás pronto (si ya las has terminado, llego tarde, pero sigue leyendo porque valdrá para las próximas), vas a disponer de mucho tiempo libre que tratarás de emplear, dentro de tus posibilidades y según tus circunstancias, en cosas que te guste hacer. Realmente, deberías tratar de hacer cosas que te gusten durante todo el año, e incluso trabajar en algo que te guste, para que cada minuto de tu vida cuente… pero ese no es el tema de este post.

El correo electrónico es uno de los medios de comunicación más utilizados hoy en día. Y el que más te recomiendo usar, si no quieres desperdiciar una buena parte de tu tiempo. Todo el mundo tiene un email y este tipo de conversaciones son asíncronas, lo que significa que, a diferencia de llamadas telefónicas, mensajería instantánea y reuniones (tanto cara a cara, como por video-conferencia), los interlocutores no comparten el mismo espacio temporal y, por lo tanto, las respuestas no tienen por qué ser inmediatas.

Un error muy común que comete la gente cuando empieza a sentir la necesidad de ser más eficiente y organizarse mejor, es tratar de utilizar las mismas herramientas que ya utiliza para otras cosas. Piensan que, usando lo mismo para todo, tendrán que hacer menos cosas y, por lo tanto, serán más productivos. Gran error. Mezclar cosas diferentes no suele simplificar nada; al contrario, genera confusión y complejidad.

¿Te has sentido alguna vez realmente agobiado por tu trabajo? Me refiero a esas situaciones en las que sientes que no tienes tiempo para nada y solo te dedicas a tratar de ir apagando un fuego tras otro. Si estás leyendo este blog, es más que probable que hayas pasado por ahí alguna vez.

De vez en cuando me encuentro en mis listas una cierta clase de tareas que son difíciles de gestionar, al menos para mí. Suelen tener estas características: