Etiqueta: “Reflexionar”

Getting Things Done - GTD

En GTD, pequeños detalles conllevan grandes mejoras

En GTD, pequeños detalles conllevan grandes mejoras

La perfección mata nuestra intención de aplicar cambios, o hacer cosas que nos lleven a mejor. Muchas veces los lectores de mi blog me comentan lo mucho que les cuesta aplicar GTD, les desespera no llegar a los niveles que describe David Allen en su libro. Mi respuesta siempre es la misma: lánzate, impleméntalo y pule los detalles poco a poco pero de forma constante. Busca algo que puedas mejorar en cada uno de los pasos del proceso, pequeños cambios sin excesiva dificultad. Si consigues encadenar estas mini-mejoras, el retorno obtenido será espectacular. Aquí tienes unas sugerencias para empezar:

Getting Things Done - GTD

Secretos de la Revisión Diaria

Secretos de la Revisión Diaria

La Revisión Diaria es un recurso para ordenar ideas surgidas durante el día y definir nuestro plan de trabajo. En primer lugar, una revisión a nuestra agenda para tener claros los compromisos de mañana, revisando todo lo necesario para no caer en olvidos de última hora. Clave para no presentarse en una reunión sin ese documento o sin esa referencia necesaria, ni quedarse con mal sabor de boca por no haber mencionado ese detalle surgido sobre la marcha durante la tarde anterior.

Getting Things Done - GTD

6 Niveles de Perspectiva

6 Niveles de Perspectiva

La diferencia más importante entre GTD y otros sistemas de productividad personal es, para mi, que en GTD las prioridades no se trivializan asignando a cada tarea un simple número o letra. Este método no resulta adecuado para cualquier persona que tenga una mínima carga de trabajo—entendiendo como trabajo las tareas que tenemos que hacer tanto en nuestro trabajo profesional como en cualquier otro aspecto de nuestra vida—.

Getting Things Done - GTD

Hagamos las cosas sencillas, no compliquemos nuestro GTD

Hagamos las cosas sencillas, no compliquemos nuestro GTD

Es genial contar con potentes herramientas que generen confianza y entusiasmo en el usuario, pero seamos sinceros, toda esa funcionalidad a veces se traduce en complejos sistemas de gestión personal. Ya sea porque no pasamos de lo básico en la fase de aprendizaje, o porque no nos sometemos a un proceso de análisis-reflexión de cómo las utilizamos, nuestro software se convierte en un elemento inerte al que no evolucionamos en su uso.

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